Nuestras vivencias siempre comienzan en la infancia, y dependiendo de estas experiencias que vivimos, pueden determinar cómo será nuestra calidad de vida en la etapa adulta, en este artículo hablaremos acerca de un tema bastante interesante que muchas personas pasan desapercibidas, ya que hablaremos acerca de las Heridas Emocionales, y como estas pueden afectar a un individuo en su vida cotidiana, si es de tu interés saber más sobre este tema, te invito a que sigas leyendo.
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¿Qué son las Heridas Emocionales?
Debemos entender en primer lugar, que aquí hacemos referencia a Heridas Emocionales y es que normalmente, la mayoría de los seres humanos tenemos ciertas heridas de la infancia, y por mucho que nuestros padres o encargados se esforzaron para que esto no ocurriera, la verdad es que la mayoría de esas heridas se crean dentro de nuestro hogar.
Igualmente, es allí donde nos preguntamos qué es exactamente una Herida Emocional y para poder responder esta pregunta de una forma adecuada, te invito a que intentes imaginar un hecho que te produzca una emoción intensa, como, por ejemplo, que te ocasione dolor, rabia, soledad, ira, entre otros, y que no puedas resolverlo de una forma asertiva.
Asimismo, cuando ese tipo de emociones se fija dentro de nuestro interior, es como se va creando poco a poco una Herida Emocional, muchas veces no contamos con las herramientas necesarias, para poder hacerle frente a estas emociones en específico, ni tampoco a todos los acompañamientos adecuados, por lo que muchas veces optamos por acostumbrarnos a sentir ese tipo de emociones intensas que a nosotros no nos generan bienestar y no buscamos resolverlas.
¿Cómo se originan las Heridas Emocionales?
Las Heridas Emocionales que cargamos desde nuestra infancia, ellas se pueden dar ya sea por una o distintas experiencias negativas, que se viven en la etapa de la niñez.
Este tipo de experiencias, normalmente, dejan una huella o Herida Emocional que puede afectar la salud mental del individuo, una vez que este llega a su edad adulta.
Ahora bien, como ya lo mencionamos, las Heridas Emocionales, se inician en una edad bastante temprana y luego de ese suceso o hecho que fue traumático para el individuo, es que a lo largo del tiempo, poco a poco se va adentrando mucho más ese sentimiento en nosotros, un ejemplo claro de esto, es cuando un familiar falleció, y entonces uno de los progenitores de ese familiar tiene una crianza inadecuada, maltratos y distintas cosas que en su momento le afectó y fue creciendo, y se transformaron en conductas o situaciones que afectan la vida cotidiana de ese individuo.
Asimismo, en ocasiones, suele ser algo tan simple como una sensación que percibimos que, junto a nuestra sensibilidad, susceptibilidad, son suficientes para poder generar una herida, la cual quizás se forme simplemente por un malentendido o una mala interpretación, que tenemos acerca de la realidad, y normalmente, es muy común que surjan ese tipo de Heridas Emocionales durante la primera etapa de nuestra vida, que es la niñez.
Debido a ello, recordemos que los niños, carecen de un enfoque adecuado de lo que es la realidad, no conocen las estrategias personales que les permitan manejar y entender ciertas cosas, por lo que puede ser mucho más sencillo generar en ellos una Herida Emocional.
¿Cuáles son las heridas Emocionales más comunes de la infancia?
Recordemos que las Heridas Emocionales, tienen su inicio en la infancia y muchas veces, esta etapa vital condiciona el resto de nuestra vida.
Recordemos que existe infancias que son relativamente felices para el individuo, pero eso no quita que, en algún momento de nuestra vida, hayamos vivido una situación que nos haya dejado una huella o cicatriz en nuestra personalidad.
Aunado a ello, tenemos que, a continuación, conoceremos las Heridas Emocionales más comunes que se dan en la infancia.
Miedo al Abandono
En primer lugar, una de las Heridas Emocionales más comunes en la infancia, es el miedo al abandono, existen personas que durante dicha etapa, han vivido un abandono, y ellos sienten que la soledad es su enemigo principal, recordemos que la falta de afecto, compañía, protección y cuidado, es algo que puede marcar tanto a un individuo que se encuentra en constante vigilancia, para evitar a toda costa ser abandonado, y siente un extremo temor de quedarse solo.
Por consiguiente, la herida del abandono, muestra claramente como existe esa carencia afectiva en la relación personal y afectiva que suelen tener los individuos que la hayan experimentado, en muchos de los casos, ellos pueden incluso llegar a sufrir de dependencia emocional o tolerarán cualquier tipo de maltrato, con la finalidad de no quedarse solos, también existen otros casos, en los que dependiendo de la personalidad del individuo, toman la iniciativa de abandonar a la otra persona, la cual será como una forma de protegerse a sí mismo, para no revivir experiencias de su infancia que fueron tan traumáticas.
Igualmente, en este tipo de heridas en específico, para sanarlas, es importante trabajar lo que es el miedo a la soledad, y muchas veces esto se consigue a través del tiempo de calidad con nosotros mismos, realizar distintas actividades que sean del agrado del individuo, identificar y saber cómo gestionar ese temor a ser rechazado, el cual tiene mucha importancia dentro de este tipo de Herida Emocional, recordemos que para llevar a cabo cada una de estas cosas, se deben derribar por completo las barreras invisibles del contacto a nivel físico y emocional.
Ahora bien, recordemos que una de las formas claves para evitar que nuestros hijos no tengan la herida del abandono, es pasar con ellos tiempo de calidad, dialogar muy seguido con ellos, sobre todo prestarle atención a cada una de sus demandas a nivel afectivo y practicar la escucha activa constantemente con ellos.
Temor al rechazo
La segunda Herida Emocional más frecuente es el miedo al rechazo, esta podríamos decir que es una de las heridas más profundas, ya que en ella se ve implicado un rechazo hacia nuestros pensamientos, sentimientos y vivencias, en ocasiones, esto puede incluir también el rechazo a nuestro amor propio, normalmente, su origen lo podemos encontrar en experiencias de no aceptación, bien sea por parte de los padres o algún familiar cercano, o también amistades, a medida que este individuo va creciendo.
Aunado a ello, cuando un niño va creciendo y recibe constantes señales de rechazo dentro de su interior, el autodesprecio comienza a internalizar que no es una persona digna de amar ni ser amada, y este sentimiento cada vez se va haciendo mucho más grande, entonces llega un punto en el que la mínima crítica ocasionará un sufrimiento, y para poder intentar compensar todo este sufrimiento que el individuo está sintiendo, necesitará del reconocimiento y aprobación del resto de las personas.
Ahora bien, para poder comenzar a sanar este tipo de heridas, el inicio es comenzar a valorarnos y reconocernos ignorando por completo cualquier tipo de mensaje que nos diga nuestro crítico interior, este tipo de cicatrices para poder comenzar a sanarlas, es de suma importancia trabajar todas nuestras inseguridades, tener mucha más confianza en nosotros mismos, y comenzar poco a poco a sentirnos cada vez más capaces, reconocernos, respetarnos y querernos.
La humillación y desaprobación
La humillación también es una herida que comienza desde la etapa de la infancia, y ésta inicia cuando un niño siente que sus padres lo desaprueban y critican constantemente, y esto afecta su autoestima más que todo, cuando existe la ridiculización.
Debido a ello, estos niños suelen crear su personalidad dependiente, y son personas que están dispuestas a hacer cualquier tipo de cosas, por poder sentirse un poco más útiles y válidos, esto es lo único que hace es que se haga mucho más grande esa herida que cargan desde su niñez, ya que su autorreconocimiento, dependerá de la imagen que tienen los demás acerca de él.
Asimismo, las personas que han sufrido este tipo de heridas desde pequeños, también poseen dificultades para poder expresarse una vez que son adultos y suelen ridiculizarse a sí mismos debido a su baja autoestima, ya que se consideran más pequeños, menos importantes y menos dignos de lo que en realidad son, y este tipo de personas suelen poner a un lado sus necesidades propias, para poner las de los demás por encima y así ganar el cariño, aprobación y respeto del resto de las personas.
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Normalmente, la forma para sanar este tipo de heridas, se comienza por soltar esa carga que, normalmente, llevan las personas que han pasado por este tipo de humillaciones en su infancia, y esto se consigue a través del perdón hacia esas personas que ocasionan un daño en ellos, hacer las paces con ese pasado significa comenzar a valorarnos como la persona que realmente somos en la actualidad, y de la que realmente debemos ser responsables.
En este sentido, recordemos que para evitar este tipo de heridas, se debe dar una crianza completamente respetuosa, trato empático, afectuoso y sobre todo, saber establecer distintos límites desde el respeto para que los hijos de nosotros no sufran consecuencias como humillaciones, que causan un daño muy grande en la edad adulta de los infantes.
Miedo a confiar o Traición
Otra Herida Emocional bastante frecuente en la infancia, es la herida de la traición y esta ocurre cuando el niño se ha sentido traicionado en algún momento por uno de sus padres, y esto se debe a que muchas veces, los padres hacen promesas que no cumplen.
Normalmente, cuando se presentan este tipo de situaciones, más aún si ocurren de forma repetitiva, ocasionará en el niño sentimientos de aislamiento y de desconfianza, muchas veces, esas emociones suelen transformarse en un rencor, más que todo cuando el niño se siente engañado por no recibir lo que el padre en este caso prometió, o pueden sentir también envidia cuando el niño siente que no merece eso que le prometieron y otras personas si lo tienen.
Debido a ello, es que esta Herida Emocional en específico, hace que la persona pueda tener una personalidad que se caracteriza por ser fuerte, posesiva, desconfiada y controladora, la persona siente esa necesidad constante de tener el control, con la finalidad de no sentirse estafado.
De igual forma, este tipo de personas le dan mucha importancia a la fidelidad y la lealtad, porque un concepto distorsionados de ambas palabras son personas muy posesivas, al punto de que no respetan para nada la libertad, el espacio, ni los límites de las otras personas.
Posteriormente, tenemos que para comenzar a sanar esa herida en específico, es importante que se trabaje sobre todo en la paciencia, la tolerancia, la confianza y en la delegación de responsabilidades en las demás personas, para evitar que suceda con nuestros hijos, es de suma importancia no hacer promesas en vano, ser coherentes con nuestras palabras y actos, e intentar cumplir siempre con todo lo que prometemos.
Las injusticias y no ser esuchado
Por último, pero no menos importante tenemos la herida de la Injusticia, y esta normalmente, se ocasiona cuando los progenitores en este caso, son personas frías y rígidas, que tienen esa costumbre de imponer una educación completamente autoritaria y no respetuosa hacia los niños, recordemos que cuando existen exigencias de forma muy frecuente, ocasionará en los niños sentimientos de ineficacia, inutilidad y sensaciones de injusticia.
No obstante, esto en específico, ocasiona que estos niños una vez que lleguen a su etapa adulta, sean rígidos y no puedan negociar, ni mantener diálogos con opiniones diversas, ya que esa misma rigidez no se los permite, les cuesta poder aceptar cualquier punto de vista de los demás que sea distinto al de ellos, le dan mucha importancia a todo lo referente con sus creencias y valores por lo que pueden expresar sus opiniones y juicios morales como si estos se tratarán de una verdad absoluta y extrema, normalmente, las intenciones de estos individuos giran en torno a ganar poder, importancia, siendo también en ocasiones, fanáticos del orden y el perfeccionismo.
Generalmente, para poder comenzar a sanar este tipo de heridas, se debe trabajar un poco en cuanto a la rigidez mental, haciendo uso más de la flexibilidad, la tolerancia, y la confianza hacia los demás, es una forma bastante eficiente de prevenirlo, es trabajar con los niños para fomentar el respeto por la diversidad y la tolerancia, tener una crianza que se va a hacer basada en el respeto, la empatía y la expresión de sentimientos.
Referencias Bibliográficas
Fernández Cortez, Daniela Dayan. «Rojo y negro: traducción pictórica de una herida emocional.» (2016).
Martínez Aral, Isabel María. «Cicatrices. Florecer a raíz del cambio.» (2022).
Sarrió, Antonio Ríos. «Heridas emocionales. Heridas pendientes de sanar para ser feliz.» Misión Joven 446 (2014): 5-14.
Triana Bermúdez, Jorge Armando. «Biodanza como Estrategia para la Transformación de Heridas Emocionales en la Violencia de Género.»
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